Tienes tantas ganas de que algo
sea como tú quieres que es como cuando te estirabas de pequeño a coger el bote
de las galletas, como cuando quieres superar al que corre a tu lado o sonreír
más que el de enfrente. Es como cuando saltas intentando tocar las nubes, y de
repente… algodón.
A principios de Abril florecía la
espera, la incertidumbre, he de decir que no es precisamente lo que más me
gusta, pero hay esperas que merecen la pena, esperas que hacen que a finales de
Abril el jardín esté repleto de flores, de flores de Salud y Felicidad.
Este mes ha venido cargado de
emociones, de alegrías y de nuevo de enseñanzas, si algo genial tiene la Vida
es que quién la aprovecha nunca deja de aprender, yo me alegro de aprovecharla
y de tener tantas enseñanzas, porque adoro la rutina y mi rutina es genial por
tantas cosas que aprendo a lo largo del día.
A principios de Abril me tocaba
pasar revisión, esa ITV que ya todos seguro me habéis leído por aquí alguna que
otra vez. La prueba no daba perfecta, tampoco mala, toco hacer otra prueba pero
se mantenía la opinión, hasta una tercera, que seguía dejando lugar a la
incertidumbre. A veces no se mantiene la incertidumbre a lo que venga, sino a
lo que no pueda venir, es curioso como a veces los sentimientos te transportan
a un lugar dónde sólo ellos mandan, a dónde tu razonamiento no ocupa lugar.
Puedo presumir de mantenerme en un lugar dónde ni los sentimientos dominan ni la
razón predomina, he conseguido alzar algo de lo que me siento orgullosa,
mantuve el equilibrio entre la preocupación y el pasotismo consiguiendo la
tranquilidad, fórmula que usaré a partir de ahora.
Tras la incertidumbre a la que
daban lugar las pruebas que me hicieron para descartar o confirmar tumor, se
decidió ver la opinión de mis Doctores de Madrid, tras la espera de nuevo,
recibí la llamada, esa que confirmaba que gracias a Dios todo estaba bien, que
en principio no había porque llegar a hacer ninguna prueba como la biopsia y
que dentro de unos meses tocaría revisarlo de nuevo.
No sé cómo explicaros lo que
sentí al enterarme, fue una mezcla entre alivio, alegría e indiferencia… Es
como que sabía que pasaría, como que tendría que esperar unos meses pero que mientras
todo estaría bien gracias a Dios, si Dios quiere así seguirá. A veces mi forma
de actuar me asombra hasta a mí, imaginaros a la gente de mi alrededor… Me
quiero mucho, soy Feliz, me alegro de ser como soy, de cómo asumo las cosas…
desde la primera prueba asumí que sería lo que tendría que ser, pero que nada
iba a cambiar mi Fuerza, mis Ganas y mi Sonrisa, disfruto del presente y
confirmo que el hoy es mejor que el ayer.
GRACIAS a mis padres por ser
siempre los que caminan a mi lado, Os Quiero.
Gracias también a todas esas
personas que sé que estaban conmigo desde el principio, desde los médicos que
en todo momento miraron por mí, hasta a mis amigos que me apoyan. Gracias a
esas personas especiales que me cuidan en todo momento.
Y GRACIAS a la Vida, por enseñarme tanto.
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No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad :)